5.8.10

La Responsabilidad Social Corporativa en la Gestión Empresarial

Publicado Por EquipoJC on 5.8.10  | Comentarios

El modelo económico clásico que postula que la única responsabilidad social de la empresa es incrementar los beneficios de sus accionistas, ha entrado en debate, según Lantos (2001), con un nuevo modelo de gestión empresarial denominado modelo socioeconómico. Ambos tienen una concepción distinta sobre la relación entre los aspectos sociales y los económicos. Por un lado, el modelo clásico se puede sintetizar con las aportaciones del economista liberal Milton Friedman, el cual considera que las responsabilidades sociales son individuales y no empresariales (Friedman, 1962), es decir, los responsables de los temas sociales son los accionistas con sus dividendos o los trabajadores con sus salarios, y no la empresa con sus beneficios.
Por otro lado, el nuevo modelo socioeconómico (Freeman, 1984; Carroll, 1979) ha otorgado a la empresa una responsabilidad adicional a la maximización de beneficios para sus accionistas, la Responsabilidad Social Corporativa (RSC). Los autores que sustentan este nuevo modelo afirman que si la empresa no considera las necesidades de los distintos grupos de interés, stakeholders, habrá un efecto negativo sobre su performance y sobre la rentabilidad de los accionistas. Este nuevo enfoque supone que los aspectos sociales son inseparables de los económicos y que a la vez, ayudan a mejorar la competitividad de la empresa (Drucker, 1984; Porter y Kramer, 2002). Se trata de diseñar, según estos autores, una estrategia que integre lo económico, lo social y lo medioambiental.
Definiciones.
  • El Libro Verde de la Comisión de las Comunidades Europeas (2001) define la RSC como: “integración voluntaria de las preocupaciones sociales y medioambientales en sus operaciones comerciales y sus relaciones con sus interlocutores. De forma amplia es definida como un concepto con arreglo al cual las empresas deciden voluntariamente contribuir al logro de una sociedad mejor y un medio ambiente más limpio”.
Carroll (1979) resume las grandes áreas de la RSC en términos de responsabilidades: 
  1. Responsabilidades económicas, por definición una empresa es de naturaleza económica y tiene la responsabilidad de producir bienes y servicios para la sociedad.
  2. Responsabilidades legales, en el sentido de obedecer y cumplir las leyes.
  3. Responsabilidades éticas, comportarse y realizar actividades que aunque no sean reguladas directamente por las leyes, sean esperadas por la sociedad.
  4.  Responsabilidades filantrópicas, responsabilidades voluntarias para contribuir al bienestar de la comunidad.
En la actualidad, el debate sobre la relevancia de la RSC se centra en determinar si aporta beneficios (especificando de qué tipo y para quién) cuando se incluye en la gestión y dirección empresarial. 
  • En esta dirección, Simpson y Kohers (2002) defienden que la RSC mejora el rendimiento financiero de la empresa. 
  • Maignan (2001) especifica que este mejor rendimiento financiero es causa del aumento significativo de las ventas, producido por una mayor fidelidad de los clientes. 
  • En la misma línea, Smith (2003) defiende una revalorización de la imagen y reputación de las empresas socialmente responsables. 
  • Además, también se encuentran otros investigadores que se refieren al aumento de la capacidad de atraer y retener  trabajadores como beneficio de la RSC (McGuire et al., 1988), o al incremento de las facilidades de acceso al capital que han obtenido las compañías socialmente responsables (Hockerts y Moir, 2004).
En la actualidad, la investigación en RSC se puede dividir en tres categorías de análisis distintas. 
La primera se refiere al estudio de la medición de la RSC. Tener herramientas para medir el grado de responsabilidad social con el que está actuando una empresa en un determinado momento, es un reto muy importante ya que actualmente, la información pública que se dispone sobre la gestión interna de las empresas es muy limitada.
En Graafland et al. (2003) se propone una primera aproximación para medir la RSC de una empresa, consistente en analizar el uso y conocimiento de los instrumentos y herramientas que tienen al alcance las compañías para considerarse socialmente responsables. Esta metodología se ve limitada por la baja disponibilidad de información pública. Una segunda aproximación, más utilizada recientemente por los investigadores, consiste en utilizar un indicador global sobre RSC. Aunque no existe un indicador consolidado, las investigaciones más recientes (McWilliams y Siegel, 2000; Ruf et al., 2001) utilizan principalmente el de rentabilidad social corporativa, o Corporate Social Performance (CSP), conocido como KLD, y desarrollado por Kinder, Lydenberg, Domini & Company, empresa que está recopilando información sobre RSC desde Mayo de 1991.
El indicador de KLD, parte de la identificación de 8 dimensiones de la RSC2, a partir de las cuales, se evalúa el rendimiento de las empresas en cada una de ellas y se ponderan, según su importancia relativa, para obtener finalmente un valor numérico que ilustre la RSC de una compañía. El problema surge al no existir un criterio consolidado en el momento de ponderar estas dimensiones y de otorgarles un valor numérico para poder realizar comparaciones entre empresas. En Ruf et al. (2001) por ejemplo, se ponderan cada una de las dimensiones en función de la importancia que le otorga un determinado grupo de stakeholders

La segunda tipología de investigaciones que se encuentra, se caracteriza por estudiar la relación entre rentabilidad social y rentabilidad financiera. Griffin y Mahon (1997) revisaron un total de 51 artículos, publicados entre 1972-1997, que analizaban esta relación y llegaron a las siguientes conclusiones: 
  1. no existe acuerdo en el análisis de la relación entre rentabilidad social y financiera;
  2. de los estudios que encontraban una relación negativa entre RSC y rentabilidad financiera, la mayor parte de ellos estaban comparando la reacción en el mercado de acciones de emprender actividades ilegales; 
  3. algunos estudios no llegan a ninguna conclusión porque en el mismo análisis empírico encuentran simultáneamente ambos tipos de relaciones (positivas y negativas); 
  4. la mayor parte de investigaciones concluyen con la existencia de relaciones positivas entre la rentabilidad social y financiera.
Desde Griffin y Mahon (1997) se siguen publicando estudios con el mismo objetivo de analizar la relación entre rentabilidad social y financiera de la empresa (Tabla 1) pero a la vez, se intentan salvar algunas de las limitaciones encontradas por sus precedentes. Waddock y Graves (1997) por ejemplo, a parte de plantearse el signo (positivo o negativo) de la relación entre las dos rentabilidades, también consideraron como objetivo de su investigación estudiar la dirección de la relación (si al mejorar la rentabilidad social se obtiene mejor rentabilidad financiera o viceversa). Con el mismo objetivo, Balbanis et al. (1998) añadieron al estudio de la relación entre rentabilidades una variable para ilustrar si la empresa publicaba los instrumentos y herramientas de RSC que utilizaba y distinguieron a la vez, entre la rentabilidad financiera pasada, actual y futura de la compañía. O autores como Moore (2001) y Simpson y Kohers (2002), optaron por hacer el análisis de la relación entre rentabilidades con empresas del mismo sector para evitar distorsiones en los resultados.
Finalmente, la tercera categoría de artículos e investigaciones sobre RSC, agrupa todos los estudios que analizan la aplicación de la RSC en la gestión empresarial y en las distintas áreas y departamentos de la empresa, como se resume en la Tabla 2. En esta categoría existen investigaciones que analizan los efectos de la RSC en la competitividad de las empresas (Dentchev, 2004); estudios que relacionan la RSC con la remuneración a largo plazo de los directivos (Mahoney y Thorne, 2005); análisis de los efectos de la RSC en las decisiones de los inversores (Hockerts y Moir, 2004); y también, muchas de las investigaciones de esta categoría, abordan temas de marketing y análisis de los consumidores que consideran la RSC como un aspecto importante en la imagen corporativa (Maignan, 2001; Maignan y Ferrell, 2004).
En esta categoría de investigaciones sobre aplicación de la RSC, también aparecen estudios centrados en una tipología concreta de empresas. 
Por ejemplo, Adams et al. (1996) o Déniz y Cabrera (2005), estudian la RSC de las Empresas Familiares. Los primeros, concluyeron que a pesar de que las empresas familiares tengan pocos códigos éticos (en comparación con las no familiares), éstas adoptan de forma informal un mayor comportamiento ético en sus actividades básicas. La segunda investigación citada, concluye que las Empresas Familiares no forman un grupo homogéneo respeto a su orientación hacia la RSC y que esta orientación no se ve influenciada por las características biográficas del fundador. Otro ejemplo sería el estudio del caso concreto de las Pequeñas y Medianas Empresas (PYMES) y la RSC. Autores han demostrado que las PYMES, en general, tienen menores posibilidades para aplicar la RSC a la gestión de sus empresas (Graafland et al., 2003). Sobre el mismo tema, Spence y Rutherfood (2001), mediante un análisis exploratorio, determinaron cuatro marcos distintos sobre la percepción de la perspectiva social en las pequeñas empresas.
Fuente: Jordi Truñó i Gual
Departament d’Economia de l’Empresa
Universitat Autònoma de Barcelona

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