22.8.08

¿Tiene Usted el Perfil del Nuevo Empresario?

Publicado Por EquipoJC on 22.8.08  | Comentarios

¿Es usted empresario? ¿Ha pensado alguna vez en serlo? ¿Siente que tiene las cualidades de un empresario de éxito? ¿Cómo se imagina al empresario?
¿Alguna vez pensó en todo lo que exige ser empresario? Analícelo con nosotros, y usted decida si tiene el perfil requerido.

Perfil del Nuevo Empresario
Valor para emprender, arrojo ante la imprevisibilidad del resultado, capacidad de riesgo.
Un motivo importante y legítimo para emprender.
Conocimiento del campo a que se dedica y capacidad para trabajar con elementos disímbolos e interdisciplinarios.
Amplitud de visión para detectar las necesidades de la sociedad y para saber satisfacerlas, en el mercado nacional y global. Amplitud que además debe alcanzar a contemplar las posibilidades del largo plazo, de invertir y trabajar para el futuro.
Generosidad en la oferta, para buscar algo nuevo y mejor que ofrecer a la sociedad y no una demanda asegurada.
Creatividad para hacer mejor cada día las mismas cosas, para descubrir en las personas con quienes trabaja cualidades inéditas. Ver en sus subordinados no las personas que son, sino lo que potencialmente pueden ser. Armonizar rutina con innovación, cambio con permanencia; revalorar lo heredado de otras generaciones para sobre ello construir lo nuevo.
Apertura mental en el proceso, pues nada es irreversible si es creativo.
Disciplina para el logro de sus objetivos, se somete a unas normas lógicas y necesarias en la
organización de las cosas, la distribución del tiempo, y en la realización de actividades.
  • Constancia. Sabe permanecer firme en sus propósitos y resoluciones.
  • Honradez. Es una persona de conducta moralmente intachable.
  • Amor al trabajo. Actúa con diligencia en el cumplimiento del trabajo y los deberes.
  • Capacidad de liderazgo, que hoy se caracteriza por necesitar la cualidad agregada de saber asociar a quienes sí son competidores dentro de la lucha por los mercados.
  • Capacidad de trabajar en equipo, construir el éxito personal con base en el éxito de los demás que lo rodean. Cultura humanista para saber fortalecer el respeto a la persona y sus valores fundamentales, ya que la empresa se forma desde el interior de las personas.
  • Saber valorar, incorporar y aprovechar las cualidades de la mujer en la empresa.
  • Saber involucrar e integrar los elementos internos y externos que se relacionan con la empresa para llegar más allá de las relaciones contractuales a establecer con ellos relaciones de sociedad, hablando tanto de empleados, clientes, deudores, proveedores, inversionistas y acreedores e incluso del gobierno.
  • Actuar con respeto al orden ecológico natural del ambiente físico, humano y social. Con respeto al entorno físico pensando en lograr un desarrollo sustentable.
  • Sobriedad para distinguir lo que es razonable e inmoderado en la utilización de los recursos de la empresa conforme a criterios rectos y verdaderos.
  • Prudencia, es la principal virtud de quien emprende, es el saber hacer las cosas bien y hacerlas, para ello se debe optimizar el pasado, diagnosticar el presente y prevenir el futuro, para luego actuar en consecuencia o dejar de hacerlo.
  • Fortaleza para resolver las cuestiones difíciles resistiendo a los obstáculos que se presentan al logro de un fin valioso y atacándolos con los medios adecuados para superarlos
  • Paciencia. Actuar con serenidad, no dejarse llevar por los males presentes desesperándose o deprimiéndose, sabiendo que todo toma su tiempo.
  • Perseverancia. Es la virtud de quien es inteligente, que advierte que la realidad casi nunca se acomoda a sus deseos y por ello debe persistir en atacar las dificultades a que se enfrenta a pesar de las molestias o la falta de motivación momentánea, con la convicción de que el fin es bueno para continuar adelante hasta conseguirlo.
  • Organización. Saber mantener una organización sencilla en la empresa que favorezca la proximidad psicológica entre los que colaboran en ella.
  • Compatibilizar competencia con cooperación. Que la competencia no anule el sentido de cooperación con quienes se trabaja en la misma empresa e incluso con quienes se compite.
  • Orientar la empresa al cliente, a fin de cuentas es a éste a quien se dirigen todos los trabajos en la empresa, a quien se ha de satisfacer y a quien se debe consultar permaneciendo cerca de él.
  • Administración del conocimiento y asimilación de la tecnología. El empresario tendrá que administrar mas que materias, personas y capitales, algo que está ocupando ya el primer lugar en ella: los conocimientos. La incorporación de nueva tecnología implica cambios culturales y de valores para llegar a su asimilación.
  • Manejo de la complejidad. El empresario deberá aprender a trabajar con la diversidad que implica las personas con quienes trabaja, a veces de distinto origen étnico y a procesar y seleccionar la heterogeneidad de la información.
  • Apasionado por la calidad de sus productos o servicios y la excelencia de su empresa, pero consciente de que la calidad comienza en las personas que trabajan en ella.
  • Comprender, aplicar y adaptar con creatividad los avances de las nuevas formas de gestión empresarial.
  • Bien informado, de lo que sucede en el contexto social, económico y político.
  • Convencido y activo en impulsar los siguientes aspectos: la capacitación y formación de sus trabajadores y empleados, la educación en la sociedad, la vinculación entre la universidad y la empresa, el clima hospitalario de la empresa y la importancia de la vida familiar para la empresa y viceversa.
  • Formación en los principios y valores del orden social. Comprensión e interiorización de los conceptos de persona humana, sociabilidad del hombre, derechos humanos, justicia, solidaridad, subsidiariedad, bien común, sociedades intermedias, etc.
  • Disposición de servir a la sociedad, cumpliendo debidamente su función primordial de impulsar la economía, crear riqueza y generar empleos productivos. Con la voluntad también de hacer negocios duraderos, de largo plazo, rehuyendo el dinero fácil y las actividades que roduzcan algún perjuicio social. Orientado a buscar la ganancia más por el volumen que por márgenes muy grandes entre el costo y el precio, con la intención de hacer sus bienes y servicios, además de competitivos, accesibles a la mayor parte del público cuando se trate de satisfactores de necesidades generales.
  • Sentido social. Preocupación activa y participativa por su entorno social desde su posición como líder social y ciudadano.
  • Responsabilidad social. La estricta observancia de la justicia conmutativa, distributiva y legal.
Las siete características del empresario
Por Joseph Anthony
La perspectiva de emprender un negocio y hacerlo triunfar suele provocar un cosquilleo en el estómago. Pero no a todo el mundo se lo produce.

¿Cómo saber si reunimos los requisitos para emprender un negocio?
La verdad es que no hay forma segura de saberlo, pero veo que hay ciertas características comunes entre las cualidades emocionales y la situación familiar de las personas que se aprestan a embarcarse en una aventura empresarial.

No es necesario reunir las siete características para considerarse un buen aspirante a empresario, pero la verdad es que ayuda. En general, cuanto más se acerque a estas características, más probabilidades tendrá de acumular los requisitos para montar su propio negocio.

1. Pertenece a la clase de personas que no puede trabajar para otra. No lo digo en un sentido negativo. Los que logran poner en marcha su propio negocio suelen venir de familias cuyos padres trabajaban por cuenta propia. Por lo común, es más fácil conseguir un trabajo en una empresa que iniciar un negocio propio. No es extraño que quienes se abren paso por sí mismos hayan tenido el ejemplo directo de sus padres.

2. Es un empleado pésimo. Sin paliativos. Muchos de los que ponen un negocio propio han sido despedidos o se han ido de varios trabajos. No me refiero a despidos por falta de trabajo o de cambios a otros trabajos mejor pagados: sólo le pidieron que se marchara o se fue antes de que le echaran. Hay que pensar en ello como si fuera el mercado el que dijera que la única persona capaz de motivarle y dirigirle con eficacia es usted mismo.

3. Es de los que ven varios significados en el término «estabilidad laboral».
Sinceramente, envidio a las pocas personas que conozco que han permanecido con un solo empleador 25 o 30 años. Se sienten segurísimos. Pero, ¿a cuánta gente conoce que pueda estar en una empresa durante tanto tiempo? En una economía tan cambiante, la estabilidad laboral se está tornando efímera de forma alarmante.

4. Ha alcanzado su techo o no tiene expectativas. A veces, la motivación para embarcarse en el negocio propio nos viene de haber subido todo lo que se podía en nuestro escalafón, mirar alrededor y pensar «y ahora, ¿qué?». Un éxito precoz puede resultar maravilloso, pero una jubilación anticipada puede hacer de gente enérgica y motivada auténticos chiflados.

5. Ya ha estudiado el mercado. No se le ocurra mencionar siquiera su magnífico proyecto si no ha dedicado tiempo a averiguar si su producto o servicio tiene un mercado. Se lo dirán muchas personas implicadas en negocios fallidos en Internet: una buena idea no es por fuerza una idea rentable. No se empeñe en el proyecto sin antes asegurarse de tener buenas posibilidades de que aparezcan los clientes.

6. Su familia lo apoya. Iniciar un negocio resulta estresante en el mejor de los casos. Si lo hace sin el apoyo de su cónyuge u otros miembros importantes de su familia o su entorno, puede resultar insoportable.

7. Sabe que no puede hacerlo solo. Es posible que sea el mejor promoviendo su negocio. A lo mejor le encanta llevar las cuentas de la empresa. Igual es de los que monta su negocio basándose en su creatividad o sus conocimientos técnicos para crear un producto.

Quizá se pueda aplicar alguna de las afirmaciones de arriba; lo que no es probable es que destaque en todas esas facetas (o en todas las facetas necesarias para llevar un negocio). Olvídese de la leyenda del «llanero solitario». Aunque lo enfoque desde una perspectiva más o menos individualista, tarde o temprano necesitará ayuda.

El grado de voluntad para aceptar esa ayuda (contratando empleados, buscando socios o asesores para los aspectos que no domine) es un indicador del posible éxito del negocio. «Ningún empresario ha triunfado solo», escribe el agente de desarrollo Ernesto Sirolli en su obra Ripples From the Zambezi. «Quien sabe conseguir el apoyo de los demás es el que tiene más posibilidades de éxito.»

Para resumir, un emprendedor o emprendedora debe cumplir una serie de requisitos sin los cuales será muy difícil alcanzar esta categoría:

1. Tener un sueño.
2. Tener los pies en el suelo.
3. Confiar en su persona.
4. Trabajar en equipo.
5. Tener ingenio, ser atípico.
6. Trabajar duro.

Existen una serie de barreras psicológicas para la persona emprendedora, que en muchas ocasiones impiden que una iniciativa empresarial llegue a su ejecución:
  1. Demora: Se evita lo que podría emprenderse o se producen retrasos inapropiados.
  2. Perfeccionismo: Se piensa que los objetivos no son realistas...etc, en realidad es una auto-excusa para demorar o evitar ponerse en marcha.
  3. Miedo y dudas: Miedo al ridículo, la crítica , el rechazo o el fracaso. Dudamos sobre nuestra propia capacidad, esfuerzo o éxito. Debemos analizar los miedos y aprender de los errores.
  4. Aplazar tareas desagradables: Temor al desagrado y a situaciones tensas, como pedir recursos...etc.
  5. Negativismo: Oposición general a cualquier sugerencia, incluso propia.
  6. Tarea abrumadora: El esfuerzo será más llevadero si utilizamos la planificación, el análisis y la organización.

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